
Terruños
Terruño o terroir son términos muy utilizados en el mundo vitivinícola para hacer referencia a las modificaciones organolépticas que sufre el vino, cuando el fruto es expuesto a factores como clima, condiciones geográficas, componentes de la tierra, y la intervención humana (como la del viticultor y el enólogo). El terruño en vinos puede variar en una misma cepa, solo por el hecho de encontrarse en regiones diferentes. Es decir, un vino producido en España no contará con las mismas propiedades que uno elaborado en Chile. Esto se debe a que cada terreno cuenta con minerales, nutrientes y aromas que lo hacen único, y son estos mismos componentes los que se encargan de aportar los sabores y fragancias primarios del vino. El vino es la combinación perfecta entre las propiedades de la tierra, el tipo de fruto y la mano de obra humana. Por ello, no es de extrañar que cuando degustamos un vino en diferentes territorios, estos suelen tener características distintas, incluso, si los suelos pertenecen a una misma región. El terroir en el vino hace referencia al inicio, es decir, a las características del cultivo de la vid. Para lograr un producto de calidad, es necesario contar con una buena materia prima y, en este caso, esta solo se puede obtener si el suelo trabajado está en óptimas condiciones. El terruño o terroir se analiza a más de 15 metros de profundidad, cuando las raíces de la planta captan toda la información del suelo, así como el tratamiento que este ha llevado por años para, posteriormente, transferirla al fruto. Es por esto que cada tipo de uva logrará una variedad de vino única en el mundo. Cuando se habla acerca de qué es el terruño, siempre se hace referencia a que la calidad del vino va a depender de la cepa y antigüedad del suelo.